MAS
INFORMACION INTERESANTE SOBRE CUCHILLOS CRIOLLOS
|
Denominamos en forma genérica "Cuchillos
Criollos" a las distintas variantes de armas blancas
utilizadas por los gauchos, ya que no fue un único tipo el usado
por estos personajes de nuestro pasado histórico.
El gaucho fue un personaje siempre cambiante, hombre libre y sin fronteras,
excelente jinete, cazador de ganado cimarrón, sin trabajo fijo
ni patrón, fue perseguido, abusado, y utilizado en las gestas
militares y por políticos que necesitaron de sus servicios. El
gaucho aparece durante el Siglo XVII, y permaneció en constante
cambio, adaptación y modificación de sus pilchas y aperos,
de acuerdo a las circunstancias y sus posibilidades. Todo era posible
de ser cambiado, adaptado, modificado, a sus gustos, necesidades o costumbres
personales. Por eso es tan difícil lograr una clasificación
de las armas blancas que empleó.
Sin embargo, para su estudio, es necesario lograr una clasificación,
y una descripción más o menos metódica que nos
permita clasificar una pieza determinada, y poder declarar que se trata
de tal o cual variante.
Atentos a lo ya expresado acerca de la cambiante personalidad del gaucho,
y la adaptación que ha hecho de sus utensilios, me permito proponer
la siguiente clasificación, con la advertencia de que seguramente
se encontrarán piezas que no responden completamente a las características
enunciadas en cada caso, pero que, siguiendo los lineamientos aquí
expresados, podrán ser clasificados con cierta precisión.
Facón, Daga, Cuchilla, y Puñal (Una propuesta de clasificación)
CARACTERISTICAS |
Facón |
Daga |
Cuchilla |
Puñal |
Hoja-filos |
Delgada
y con un solo filoPuede tener contra filo. Largos de 40 cms. O
más
|
Delgada.
Siempre tiene doble filo, que es su característica distintiva.
Largos de 30 a 40 cms o más.
|
Ancha,
lomo recto y filo curvo |
Lanceolada.
Un solo filo. Puede tener un chaflán o falso filo. Largos
de 12 a 30 cms. |
Defensa
o guarda
|
Siempre
posee guarda, con forma de travesaño, "Ese" o
"U" invertida |
Puede
o no tenerla. Pueden tener las mismas formas de las del facón.
|
No
tiene. |
Posee
"botón"(*).
nunca tiene guarda |
Procedencia
de las hojas |
De
sables rotos, de bayonetas o couteaux. A veces improvisadas (de
lima, por ej.) |
De
espadas rotas. A veces improvisadas o forjadas. |
Generalmente
importadas de Francia, Alemania o Inglaterra. |
Hojas
importadas de Francia, Alemania o Inglaterra. También producidas
en nuestro país. |
Cabos |
Aspas,
astas, maderas, metal (alpaca o plata) A veces lujosamente decorados
por plateros. |
Ídem.
Al facón. |
Siempre
de madera. Sencillos y remachados a la espiga de la hoja.
|
De
metal: alpaca o plata.A veces decorados con elaborados trabajos
de plateros, o trenzados |
(*) El botón puede ser "cuadrado"
en el caso de los cuchillos porteños o de la Pcia. De Buenos
Aires, o "redondo" en el caso de litoral argentino, Uruguay,
o sur de Brasil.
Los largos de hojas son muy variables. Los indicados son meramente indicativos.
El
facón y la daga fueron
exclusivamente armas blancas destinadas a la lucha, mientras que la
cuchilla y el cuchillo o puñal, fueron armas blancas más
prácticas de uso múltiple.
Origen de la palabra Facón: Debemos tener en cuenta que el gaucho
se origina en la Banda Oriental, en lo que hoy es territorio de la República
Oriental del Uruguay. Por aquellos tiempos, aquellos primeros gauchos,
tuvieron encuentros -y no muy amistosos por cierto- de bandas que procedían
del sur de Brasil, y que cruzaban las fronteras por cuestiones de contrabando,
pillaje, etc.. Estos grupos de habla portuguesa, observaron los enormes
cuchillos que portaban los gauchos y se admiraron de su tamaño
y de la destreza con que los utilizaban. El término "cuchillo"
en portugués es "faca", y su aumentativo es "facao"
que se pronuncia aproximadamente "facáun", significando
"cuchillo grande", "cuchillazo". A los primeros
gauchos que escucharon pronunciar así la palabra, y a los que
evidentemente les cayó en gracia, prontamente adaptaron su fonética
a la palabra "facón". Los facones están fabricados
generalmente, a partir de una hoja rota de un sable o bayoneta, y están
usualmente dotados de una defensa de buenas dimensiones, para proteger
la mano del que lo empuña y para poder "parar" los
golpes del contrario.
Como los metales eran muy escasos en la frontera del siglo XVIII y XIX,
y especialmente escaseaba el acero, todo metal era reciclado, y de allí
la utilización de armas blancas rotas o en desuso. También
se forjaban a partir de limas, y de allí la conocida frase del
Martín Fierro que declaraba con orgullo: "yo tenía
un facón con "ese" que era de lima de acero
"
Es un arma de pelea o defensa, y en sus Instrucciones a los Hacendados,
Hernández desaconsejaba su uso por su característica de
arma blanca no adecuada para tareas rurales. Igualmente Rosas prohibía
el uso del facón en sus estancias, aunque aprobaba el empleo
del cuchillo.
La Daga,
también es un arma de pelea, caracterizada por su hoja de dos
filos, obtenida de una espada, o fabricada especialmente. Se observan
ejemplares sin guarda o defensa, y a veces con una guarda muy corta.
Cuando los facones y dagas poseen hojas extremadamente largas, se los
denomina "caroneros", porque se llevaban entre las dos caronas
de cuero del recado, con el cabo asomando por delante.
La Cuchilla
Este tipo de cuchillos está ejemplificado en los típicos
cuchillos de carnicero o de cocina de buen tamaño. Es interesante
observar la terminación femenina del término "cuchilla",
cuyo origen se atribuye al ingenio y picardía criolla, que creyó
ver una hoja "preñada" en la "panza" de estas
hojas.
El "Puñal" criollo
Es uno de las variantes más interesantes, y posiblemente la más
difundida en la actualidad, por la practicidad de la forma de su hoja.
Su conformación general nada tiene que ver con los puñales
europeos, y el origen de tal denominación brindada a un cuchillo
criollo es un misterio. Simplemente el uso popular puede haber difundido
ese nombre.
Las hojas de estos cuchillos, comenzaron a llegar de Alemania, Francia
e Inglaterra, derivadas de cuchillos de caza europeos de formas similares.
Posteriormente, su fabricación se llevó a cabo en forma
exclusiva para el mercado sudamericano. Las hojas poseen una forma lanceolada,
con su punta hacia la mitad de la hoja, y el lomo y filo ligeramente
curvos hasta encontrarse en la punta. Poseen "botón"
que es una protuberancia ("bolster" en inglés) forjada
en la hoja. En los cuchillos destinados al sur de Brasil y Uruguay,
el botón es redondo (o "bolita" como lo llaman los
coleccionistas.
También se observan hojas con botón redondo en Entre Ríos.
En los cuchillos para Argentina en general, el botón es "cuadrado"
(en realidad es aproximadamente hexagonal) No se conoce el motivo de
estas diferencias en la forma del botón, pero aparentemente ha
sido una mera decisión de los fabricantes europeos, que luego
se arraigó localmente. Los puñales criollos, nunca
tienen defensa o guarda.
Duelos criollos:
el uso del cuchillo en la pelea.
Junto con su caballo, el cuchillo (y particularmente el facón
o la daga) fue elemento distintivo del gaucho, a punto tal que no se
concibe su imagen sin ellos. El gaucho fue famoso por su destreza en
el manejo del cuchillo, y su empleo en los tristemente célebres
duelos, motivados por cualquier motivo: una contradicción, unas
palabras inadecuadas, un asunto de polleras, o los ánimos exacerbados
por la bebida, podían iniciarlo.
También el querer probar que un individuo era mejor cuchillero
que otro, podía hacer que dos hombres se midieran en un duelo.
La intención no era matar al contrario, sino marcarlo para siempre
con una cicatriz que señalara su derrota. A veces, el fragor
de la lucha, o el encono, o el exceso de bebida, hacia que uno de los
contrincantes encontrara la muerte. Se decía que había
ocurrido una "desgracia" y el matador era visto con conmiseración,
y hasta ayudado a huir de la escena del duelo y de la persecución
policial. Solamente la repetición de las muertes convertía
al gaucho en un "matrero" mal visto por la sociedad.
Otras prácticas eran el "despenar" o también
llamado "hacer la obra santa", un anticipo de la eutanasia,
dirigido a quitar el sufrimiento de un amigo o familiar muy enfermo
o gravemente herido. Todos estos actos de barbarie, deben ser vistos
a los ojos de la moral y circunstancia histórico, social y cultural
del personaje.
Como dijera alguna vez un viajero extranjero sorprendido por el uso
del cuchillo por parte de los criollos: "el gaucho se vale de su
cuchillo tanto para abrir una res como para terminar una discusión"
Sin embargo, y pese a la impresión de que el gaucho pasaba su
vida combatiendo y peleando, en realidad el mismo utilizo su cuchillo
para mil y una tareas en su vida diaria.
Desde picar tabaco, cortar leña para el fuego, preparar estacas,
cortar fachinal para techar su rancho, ayudarse en la preparación
de ladrillos, cortar delicados tientos para sus trenzados, matar ganado,
despostarlo, cuerearlo, etc. etc.. Su cuchillo era una extensión
de su mano. Tal como lo dice Sarmiento en su Facundo:
"El gaucho anda armado del cuchillo que ha heredado de los españoles
El cuchillo, a más de un arma, es un instrumento que le sirve
para todas sus ocupaciones: no puede vivir sin él; es como la
trompa del elefante, su brazo, su mano, su dedo, su todo
."
Marcas
Uno de los aspectos más interesantes de nuestros cuchillos criollos,
es el de las marcas de sus hojas. Los criollos eran orgullosos de las
marcas de sus cuchillos, y los importadores o compañías
introductoras, hacían colocar a los fabricantes marcas ostentosas
(marca mayor, al decir de los escritos de época que los describen).
Estas marcas eran nombres de fantasía, generalmente en idioma
castellano, estampados en origen por los fabricantes a pedido de los
importadores locales. Generalmente iban acompañados de alguna
figura representativa, y con un motivo netamente localista, como la
figura de un ñandú a la carrera, marca "Pampa"
de la firma Lockwood, inglesa) un sol, un estribo, un cazador, la cara
de la Libertad, o el mas famoso de todos, el "arbolito" de
la casa alemana Boker. Lamentablemente en muy pocos casos sabemos a
ciencia cierta quien fue el fabricante en Europa de las hojas, pues
la marca es un nombre de fantasía, y solo sabemos a veces el
nombre de su importador. Así por ejemplo, Defensa en una marca
del importador León Medici, y fue fabricada en Solingen por la
legendaria Kirschbaum. Libertad era importada por Anezin hnos. posiblemente
de Alemania.
Algunas marcas famosas: Broqua y Scholberg, Arbolito, Dufour, Libertad,
Argentina, Defensa, Joseph Rodgers, etc.
Las hojas solían estar decoradas en el lomo con muescas, a las
que se le atribuyen diferentes explicaciones o usos, pero que en mi
opinión eran meros elementos decorativos aunque algunos le atribuyen
el uso como cuenta ganado, corta alambres, etc..
A partir de mediados del Siglo XIX, comienza a tomar impulso verdadero
la actividad de los artesanos plateros, y numerosos cuchillos criollos
son armados al gusto local, utilizando hojas importadas, pero encabadas
y con sus vainas lujosamente decoradas por estos artesanos. Conviene
recordar que el gaucho, si bien siempre gusto decorar los aperos de
su caballo y sus pilchas con plata, no fue el verdadero destinatario
de estas prendas tan lujosas como costosas, y estos cuchillos cuyas
vainas son enteramente de plata con aplicaciones de oro, seguramente
fueron propiedad de hacendados, militares de alto rango o políticos
encumbrados.
Modo de portar cuchillo
El gaucho portaba su cuchillo en la cintura, cruzado en la espalda en
forma diagonal, sostenido por la faja o el "tirador". El filo
hacia arriba, y el mango hacia la derecha si el usuario era diestro.
La frase de Hernández en su Martín Fierro , acerca de
que se debe llevar de modo que al salir, salga cortando, es una metáfora
que ha dado lugar a numerosas especulaciones. Pero lo cierto es que
el gaucho llevó el cuchillo de esa manera.
Otra forma de portar cuchillo, era en la bota, o también -si
el cuchillo era pequeño- en el frente, junto a la "rastra"
ligeramente cruzado. Este tipo de cuchillos se denomina "verijero"
pues se lleva cerca de las "verijas" (ingle).
Si el arma de era de hoja muy larga, se solía llevar en el recado,
entre las caronas de cuero, y por eso recibía el nombre de caronero.
La "Daga"
de Juan Moreira
Sin lugar a dudas, la más famosa de las armas blancas criollas,
es la legendaria "daga" que fuera propiedad del gaucho Juan
Moreira. Conviene señalar sin embargo, que desde el punto de
vista técnico, esta impresionante arma es en realidad un "facón",
ya que posee una importante defensa o "gavilán" y una
hoja de un solo filo, provista de vaceos en sus lados.
Además, teniendo en cuenta sus grandes y poco usuales dimensiones,
podríamos clasificarlo como un "facón caronero"
una variante del facón que por su tamaño se acostumbraba
a llevar entre las dos caronas de cuero del recado. Sin embargo, según
afirman testimonios de la época, a pesar del tamaño de
su arma favorita, Moreira la portaba en la cintura, a su espalda y cruzada,
tal como era la costumbre generalizada con facones más cortos.
El Gaucho Juan Moreira
Juan Moreira fue un gaucho que actuó como guardaespaldas de Adolfo
Alsina, durante las campañas políticas de los años
1860's. Era uno de los tantos "matones de comité",
en aquellos turbulentos años de "crudos y cocidos"
en los que Alsina (electo Gobernador de la Provincia de Buenos Aires
en 1866 y posteriormente Vice Presidente de la Nación en 1868)
se enfrentaba políticamente con Mitre por los cargos electivos.
Por entonces, guardaespaldas y matones eran contratados para "convencer"
a los votantes sobre la "conveniencia" de colocar sus votos
en sus respectivos partidos, habida cuenta que el sistema empleado en
aquellos años, era el de "voto cantado". Una adecuada
intervención de los rufianes de turno, podía volcar los
resultados de un comicio hacia el lado del que los contrataba.
Aunque Moreira fue famoso por su manejo del facón, de las 16
muertes que se le atribuyen, utilizó arma blanca en 9 de ellas,
y armas de fuego como el trabuco, en las restantes. Una serie de tropelías
y asesinatos, y el abandono de su padrinazgo político, hicieron
que Moreira cayese en desgracia, y fuese perseguido por la justicia,
hasta llegar al famoso episodio ocurrido el 30 de Abril de 1874, en
el que el matrero fue emboscado en el establecimiento "La Estrella"
de Lobos, perdiendo la vida en manos de una partida policial que lo
superaba en número y armamento.
En aquella ocasión, encontrándose ya malherido, y en un
último y desesperado intento por huir, Moreira trató de
escalar un muro de ladrillos, empuñando todavía su famosa
"daga", cuando fue rematado por la espalda, con un bayonetazo
lanzado por el Sargento Chirino. Cabe mencionar que, al comienzo del
enfrentamiento, Moreira había cercenado con su facón,
cuatro dedos de la mano izquierda de Chirino.
La vida de Moreira y su legendaria y singular arma blanca, posiblemente
hubiesen caído en el olvido, si no fuese por la novela de Eduardo
Gutiérrez, que tuviera un inusual éxito en su tiempo,
rescatando episodios de su vida, idealizando la figura del protagonista
y convirtiéndolo en víctima de las circunstancias socio-políticas
de la época. Fue en esa novela -publicada originalmente en forma
de folletín por entregas en un periódico- que el propio
Gutiérrez dedicó un par de páginas a describir
al facón del tristemente célebre gaucho, adjudicándole
el calificativo más poético o literario de "daga"
con el cual es conocido popularmente hasta nuestros días.
La novela adquiere verdadero vuelo después que fuera adaptada
y llevada al teatro criollo por los hermanos Podestá , lo cual
contribuyó a la difusión masiva, leyenda y popularidad
del personaje y a su transformación en mito.
Varias adaptaciones posteriores, al teatro y la cinematografía,
entre las que sobresale la versión de Leonardo Favio/Rodolfo
Bebán en los años 70's, han contribuido a hacer perdurar
su figura y su vigencia como mito popular.
La Daga de Plata
Habiendo ya aclarado que la "daga" es en realidad un formidable
facón, digamos que el arma de Moreira, le fue obsequiada por
Adolfo Alsina hacia 1866, junto con un hermoso caballo. La daga poseía
la empuñadura de plata sencillamente cincelada (Gutiérrez
afirma que poseía incrustaciones de oro, pero en la pieza no
se advierte que sea cierto que alguna vez las tuviese). Originalmente,
cuando le fue obsequiada, su defensa o guarda tenía la forma
de una "S", que Moreira hizo modificar por otra en forma de
"U" invertida, convencido de que de esa manera le serviría
mejor para poder "abarajar" o parar los "hachazos"
de un adversario.
La hoja, que posee una apenas perceptible curvatura, tiene un solo filo
y vaceos laterales, y fue obtenida de un sable de marca desconocida,
ya que al examinar la pieza no se advierten cuños o marcas del
fabricante. La aseveración de Eduardo Gutiérrez sobre
que la hoja es "de un completo temple toledano" no tiene basamento
técnico alguno, excepto la notable flexibilidad de la misma.
El arma pesa 740 gramos y mide en total 84 cms, de los cuales 63 cms
corresponden a su hoja, y el resto a la empatilladura y empuñadura,
lo cual nos da una idea de la fortaleza y habilidad de Moreira para
emplearla.
También es interesante destacar un detalle de su sencilla vaina
de suela: la misma posee la clásica lengüeta de cuero, para
trabar en el cinto o tirador. Pero esa lengüeta no se encuentra
como es costumbre cosida junto a la boca de la vaina, sino algunos centímetros
más abajo, de manera de llevar algo más alta la empuñadura
y distribuir en forma mas pareja en la espalda, la inusual longitud
del arma.
En la actualidad, la "daga" original se conserva y exhibe
en el Museo y Biblioteca Juan D. Perón, de la Ciudad de Lobos,
junto a otros objetos del famoso gaucho, incluyendo otro facón,
un talero y un trabuco.
Una Réplica extraordinaria
Es interesante señalar, que recientemente un artesano de la ciudad
de San Antonio de Areco ha dedicado muchas horas de estudio y trabajo
para realizar una réplica exacta del famoso facón. Se
trata de una copia exacta y minuciosa, realizada por el joven platero
Carlos D. Canali, después de una cuidadosa investigación
histórica y técnica de la misma, que incluyó la
observación del original, confección de bocetos, toma
de dimensiones y fotografías, realización de planos, etc.
y un análisis de la técnica utilizada originalmente por
el desconocido platero que realizó el arma de Moreira. (Lamentablemente,
en la pieza original no se observa ningún cuño que nos
ayude a identificar el nombre de aquel platero del Siglo XIX )
La empuñadura de esta réplica, también fue realizada
en plata, y delicadamente cincelada copiando exactamente el diseño
de la original. La confección de la empuñadura, presentó
no pocos problemas técnicos, los cuales debieron ser resueltos
hábilmente por Carlos Canali de la misma manera en que lo habrá
realizado el ignoto platero del siglo 19: utilizando un mandril de madera,
que debía ser destruido quemándolo en el interior del
mango, al finalizar su construcción, ya que debido a la forma
del cabo -tronco-cónica y octogonal- es imposible retirarlo de
otra manera.
Encontrar una hoja adecuada para la réplica, significó
un problema adicional. Finalmente, la misma se obtuvo después
de una larga búsqueda, de una hoja de un sable de abordaje marca
Kirschbaum, de Solingen, Alemania, de finales del Siglo XIX, cuyas dimensiones
y ligera curvatura son idénticas a la hoja del original.
Esta réplica de Carlos Canali, fue expuesta en la edición
del año 2002 de la Feria "Armas" de Buenos Aires (predio
de La Rural), donde recibió una mención especial. También
fue expuesta en diversos eventos culturales realizados recientemente,
como por ejemplo, durante la última celebración del Día
de la Tradición, en San Antonio de Areco, como también
mereció su aparición en diversos medios gráficos.
La pieza de Canali, rinde tributo al facón verdadero, en sus
más mínimos detalles. Se trata de una pieza única,
bellísima y muy importante, testimonio de la habilidad pasada
y presente de nuestros plateros, de su ingenio y sentido estético.
Es también una recreación de una pieza de gran valor histórico,
más allá de las reflexiones que nos merezcan las acciones
de su dueño original. Se trata sin lugar a dudas, de la más
formidable y famosa de las armas blancas gauchas.
Nota:
La pieza original, junto a otras reliquias de Moreira, pueden ser observadas
visitando el Museo y Biblioteca Juan D. Perón, Buenos Aires 1380
Lobos, Pcia. de Buenos Aires, Tel. 0227-423110 Agradecemos a su Director,
Sr. Rubén Darío Basiles, por su valiosa ayuda en nuestra
investigación.
El platero Carlos D. Canali tiene su taller en Arellano y San Martín,
en la ciudad de San Antonio de Areco. Tel 02325 1565 0236. Agradecemos
tambien su ayuda para la preparación de esta nota, y lo felicitamos
por este extraordinario trabajo.
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